Julia, una joven cuya familia proviene de Pogue, viaja a este pueblo con su madre para asistir al funeral colectivo de las víctimas de la masacre de Bojayá en el que su abuela será despedida por última vez. Durante el velorio, Julia descubre el canto de las mujeres del pueblo y se inquieta por sus orígenes y su fuerza. Así, va conversando con los habitantes de su comunidad y encontrando entre sus conversaciones el relato del canto, para darse cuenta que el pueblo del que proviene su familia, y en el que también se encuentran sus raíces, es un gran canto que nunca cesa, que cuida y acompaña. En los alabaos, los gualíes, los arrullos, en el sonido del ir y venir del río, en el golpe del manduco, encuentra un relato de su propia vida. En cada capítulo de esta serie Julia se encuentra con algún personaje del pueblo que le cuenta su experiencia con el canto, cómo aprendió, qué cantos recuerda, cuándo los canta, si los canta para otros o para sí. A la vez, va recorriendo distintos lugares del pueblo y va encontrando que en las labores cotidianas, los cuerpos y los objetos se esconden otros cantos.