Niñas y niños en diferentes lugares de Colombia narran la historia de doña Hurraca, una abuela que se sentía muy sola, nadie iba a visitarla porque pensaban que era parlanchina y vieja. Un día los hijos de doña Hurraca deben irse de viaje y no tienen con quien dejar a sus hijos, así que deciden pedirle a doña Hurraca que se los cuide. Cuando los niños llegan donde la abuela se sienten raros y aburridos, doña Hurraca decide entonces sacar sus álbumes de fotos y mostrarles a lo que jugaba cuando niña, a los nietos les causa curiosidad y empiezan a preguntarle por los juegos, doña Hurraca y les propone jugar escondite. Los niños juegan al escondite con ella, se divierten y se sorprenden de las habilidades de su abuela. Doña Hurraca emocionada les propone entonces jugar con la pelota, pero tal su entusiasmo que al lanzarla lo hace con demasiada fuerza y rompe el ala de uno de sus nietos, por lo que lo deben llevar al hospital y le enyesan el brazo. Debido a esto pasan dos meses sin que los niños vean a su abuela, pero la empiezan a extrañar y quieren estar con ella, así que piden a sus papás que los lleven a visitarlos; el reencuentro es muy emotivo, doña Hurraca y sus nietos se abrazan y comparten tiempo nuevamente. Así aprenden la importancia de los abuelos y de estar pendientes y visitar a los adultos mayores de la familia.