El documental desarrolla el esfuerzo de la comunidad indígena Wayúu colombiana para sobrevivir en su espacio ancestral, no solamente defendiendo la explotación de la sal como fuente de trabajo, sino un estilo de vida y una cultura. Desde los años 70, se les ha estado arrebatando la fuente de subsistencia a causa de la explotación industrial que realiza el estado a través de la concesión de salinas. El desastre ecológico y cultural es irreparable; las ciénagas que surtían de agua dulce y alimento a los habitantes de esta región árida y desértica fueron transformadas en 17 grandes charcas que albergan la salmuera de donde se extrae la sal que consumen los colombianos; a cambio, el gobierno les ha prometido a los indígenas participación en una nueva empresa llamada Sama, proyectada desde hace 10 años, que se ha convertido en la esperanza de algunos, y en la desesperanza de otros.