En la historia de nuestro país hay sucesos que se recuerdan colectivamente y otros que sólo están en la memoria de pequeñas poblaciones, como el caso de la Batalla de Charalá, una marca en una comunidad que sufrió los más cruentos vejámenes cometidos por las tropas pacificadoras del viejo continente, un profundo silencio en nuestra historia. El 4 de agosto de 1819, pocos días antes de la batalla que definió el triunfo del ejército patriota y la consolidación de la Independencia de la Nueva Granada, los habitantes del municipio de Charalá impidieron la unificación de las tropas realistas y lograron que llegaran debilitadas al lugar de la confrontación en Boyacá. Fue una acción heroica gracias a la cual los españoles fueron derrotados, pero que costó el exterminio casi total de la población. El recuerdo vivo de la Batalla de Pienta en los charaleños es una marca de memoria que fue fundamental para la independencia, sin la cual se habría escrito otra historia. Este capítulo visita los lugares donde ocurrió la batalla, en medio de un escenario de leyenda, gracias al viaje a la memoria que hace Octavio Escobar, médico y novelista manizaleño que vive en Bogotá. Al saber que un sobreviviente de la Batalla de Charalá, a orillas del río Pienta, escribió una carta en la que narra los hechos y el horror de esos días, se interesa en visitar esta población y conversar con los descendientes de sus héroes.