Narra cómo distintas personas en una familia, herederos de la hipoacusia (pérdida de audición) se adaptan a su condición encontrando así su propia ergonomía sonora. La historia de estos personajes gira en torno a una niña de 10 años, Diana, a quien recientemente le fue diagnosticada la hipoacusia. “El documental realza los valores de los costarricenses, destacando el más universal de los valores latinoamericanos: la familia”, comentó la productora Liella López. El rodaje se realizó durante cinco semanas en la zona de Taras de Cartago, provincia en la que viven los protagonistas de esta particular historia. El documental se mete en la cotidianidad de varios hogares cartagineneses, retratando el universo sonoro único de cada uno de los personajes.