En la década de los noventa Cali era una ciudad donde morían 152 personas al mes por causas violentas, la droga trajo el auge de la construcción y varias necesidades de consumo que comenzaron a cambiar la mentalidad de los caleños. De ser un pueblo en los años 50, pasó a ser una ciudad moderna, territorio de un negocio que movía veinte mil millones de dólares al año en la década de los ochenta y donde la burguesía tradicional vivió de manera permisiva con los nuevos ricos.