María nació y creció en el campo cerca de San Vicente de Chucuri. A los 17 años queda embarazada y le toco abandonar su casa porque el padre del bebé no respondió. Buscando sobrevivir terminó haciendo aseo en un taller de mecánica, y allá, mientras trabajaba barriendo y limpiando, aprendió todo lo que debe hacer un ayudante de patio: Quitar llantas, bajar culatas, lavar tuercas, asistir con las herramientas y, al final de cada jornada, limpiar y ordenar. Hoy, a sus 30 años es una mecánica consagrada, acaba de obtener su certificación como técnica y, sobre todo, cuenta con clientela propia que confía en su experticia a la hora de arreglar los autos.