Don Quijote y S.A.N.C.H.O viajan a través de los molinos del tiempo a la Antigua Roma para capturar el origen de la palabra “aventura”. Allí hallan a tres romanos supersticiosos, un general, un centurión y un legionario, que se encuentran en medio de un debate sobre estrategia militar. Los romanos siempre usan el método de echar a suertes un dado, para ser específicos “el sagrado dado”. Don Quijote al ver esto se ofende, pues los romanos para él, eran valientes guerreros que en su época engrandecieron uno de los imperios más grandes de la historia. Finalmente, Quijote a través de su ira llevará paradójicamente a los romanos a pronunciar por primera vez la palabra que fueron a buscar.