Un niño se encuentra en su cuarto nombrando las cosas que se encuentran en él, al aburrirse, decide poner el dedo en su nariz al tiempo que estornuda, dejando una sonrisa en su cara que causa el mismo resultado en quienes lo ven. Con curiosidad el niño sigue probando si el efecto es el mismo en todas las personas a las que les tocaba la nariz, encontrando que así era. Continuó tocando las narices de amigos y familiares haciendo que las personas fueran más alegres y dando paso al nacimiento del carnaval.