En Colombia, en medio de la intensidad de la guerra y en contravía de la apatía que caracteriza a gran parte de la población, existe un gran número de trabajadores del arte y de la cultura que vienen trabajando en forma individual o colectiva con grupos o comunidades, de esta forma privilegian espacios de reflexión y de diálogo mediante los cuales se ventilan las diferencias, se comprende la naturaleza de los conflictos, se fortalecen identidades y se logran consensos, que contribuyen a construir cultura de paz y a sembrar esperanza por un país mejor.