Durante mucho tiempo, el territorio que hoy conocemos como Riosucio fue disputado por indígenas y colonos. Esta división causó tensiones internas, pues cada comunidad era fiel a su parroquia, por lo que por mucho tiempo hubo dos plazas principales (Plaza de San Sebastián y Plaza de la Candelaria). El 7 de agosto de 1819, el padre José Bonifacio Bonafont fundó el pueblo, resultado de la unión de los dos asentamientos (pueblo de la montaña y pueblo de Quiebralomo). Fue así como Riosucio se volvió cuna del mestizaje de la región y es el lugar donde se celebra cada dos años el Carnaval del Diablo, acontecimiento que surge de la unión de estas dos culturas. Mario Muñoz, cantante de Dr. Krápula y viajero de esta historia, va tras un hecho histórico que evidencia la capacidad de un pueblo de construir su cultura a partir de las diferencias. Para reconstruir este relato, Mario se encuentra con personajes del pueblo e indígenas; historiadores como Otto Morales Benítez, Julián Bueno y Arcesio Zapata, y artistas como Gonzalo Díaz, Víctor Hugo Vanegas y Ossiel Gardner. Contar esta historia permite entender que la fundación de un pueblo es un acto de concertación y generación de espacios de creación; es entender el valor de la construcción cultural como acto reconciliador.